
Cuando nos encontremos hoy con otras personas,
miremos a cada una de ellas con ojos de amor,
escuchémosla con oidos de amor, hablémosle
con voz de amor y toquémosla con manos de amor.
Concédenos la gracia que nos permita abrazar
a todas las personas con comprensión, paciencia y
tolerancia. A través de los cambios que les impusieron
el tiempo y las circunstancias de su vida, veamos al Cristo
en cada rostro y oigamos al Cristo en cada voz.
Sepamos cúando tenemos que hablar y cuándo debemos
permanecer callados. Sepamos expresar libremente nuestra
herencia divina de la manera más auténtica posible,
y brindemos a otros la misma libertad. Que nuestra fe sea
vigorosa en cualquier situación, y si ella parece flaquear,
sosténla con tu espíritu lleno de gracia y amor.
Que nuestros pensamientos creen la maravilla de
tu mundo, nuestras palabras sean la demostración
de nuestro amor hacia tí, y nuestras acciones honren
y glorifiquen tu Nombre. Te agradecemos, Dios, por todos
los seres maravillosos que pueblan nuestro mundo y con
los que compartimos la expléndida experiencia de la vida.
Ojalé seamos dignos de este amor y sólo reflejemos
para ellos tu luz, tu amor y tu sabiduría..
Así sea. ¡Gracias a Dios!
Eileen Caddy
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